Newsletter de Coaching
¿Alguna vez te has cuestionado a ti mismo?
Me refiero a esas preguntas a veces tienen un impacto negativo en tu confianza o autoestima
Voy a adivinar que la respuesta es sí, ya que prácticamente todos lo hacemos de vez en cuando.
Ahora, es importante recordar que cuestionar nuestras acciones, especialmente cuando no producen el resultado deseado, puede ser una excelente manera de aprender y crecer.
Pero, si se hace de manera incorrecta, también puede ser una forma de hundirnos en un profundo y oscuro agujero de auto-duda y autocrítica.
A menudo muchos de mis clientes se hacen las siguientes preguntas cuando algo no salió como querían:
¿Habré hecho lo correcto?
¿Lo que hice fue apropiado?
¿Debería haber hecho B en lugar de A?
El problema con este tipo de preguntas es que son demasiado ambiguas.
En la gran mayoría de los casos, simplemente no hay una respuesta correcta para ellas, sino muchas posibles, dependiendo de lo que realmente estamos preguntando.
Por ejemplo, la respuesta a "¿Habre hecho lo correcto?" solo puede responderse adecuadamente si definimos de qué manera se suponía que debía ser correcto.
Por eso, sé más específico para ser más constructivo. Podrías cambiar la pregunta a:
¿Lo que hice fue moralmente correcto? (independientemente del resultado)
¿Lo que hice fue correcto para mis objetivos a largo/corto plazo? (independientemente de la moral)
¿Hice lo correcto según la información que tenía en ese momento?
Si queremos aprender de nuestras experiencias, nuestras preguntas deben ser específicas.
Solo así tendremos la oportunidad de encontrar la respuesta que nos ayudará a aprender y mejorar, o a sentirnos cómodos con las decisiones que hemos tomado.
Y esto es cierto incluso si queremos saber la respuesta a varias de esas preguntas específicas.
Por ejemplo, podríamos querer saber si fue lo correcto moralmente hablando y si fue lo correcto para nuestras metas a largo plazo. En ese caso, debemos hacer ambas preguntas de manera independiente.
Y a veces la respuesta será diferente para cada una.
Quizás tomamos la decisión moralmente correcta, pero fue la equivocada para nuestros resultados a largo plazo. En ese caso, la única pregunta que queda por hacer es qué es más importante para nosotros: ¿nuestra moral o nuestros resultados? (Seguido de considerar si nuestras metas a largo plazo son adecuadas para nosotros si tenemos que hacer cosas inmorales para alcanzarlas).
Podría seguir, pero supongo que ya entiendes la estrategia, ¿verdad?
Al reformular nuestras preguntas de auto-duda y autocrítica de esta manera, las transformamos de municiones para nuestras inseguridades autodestructivas en lecciones de aprendizaje en las que podemos construir a medida que avanzamos.
Cómo convertir la autocritica en motivación
Entonces, aquí tienes una forma sencilla de usar esta técnica la próxima vez que te encuentres atrapado en un ciclo de preguntas de autocrítica:
Escribe las versiones especificas e inequívocas de estas preguntas. Incluye todas las versiones que sientas que son importantes para ti.
Una vez que las hayas escrito, revísalas una por una y escribe tus respuestas junto a ellas.
Si las respuestas entran en conflicto entre sí, prioriza cuál es más importante para ti. Cuando termines, habrás convertido la autocrítica en una exploración y aprendizaje constructivos.
Cómo convertir la motivación en confianza
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